La capacidad de establecer una conexión o de conectarse es una característica que ha regido el comportamiento humano a lo largo de la historia y que ha generado la posibilidad de establecer una red de intercambio de conocimientos y experiencias que han construido nuestro mundo; la nueva sala permanente del MIN te permitirá participar activamente y convertirte en un nodo en la constelación de conocimiento que entreteje esta exhibición.
1. Registro Exhibiciones Temporales 2006-2019
2. Guion Carlos Lanza / Registro Fotográfico + Colección MIN
3. La otra Honduras por Emilio Fonseca
4. Fósiles en Centroamérica (Historia Natural)
5. Historia del Monumento
6. Arrecifes de Coral
7. Hitos de la Política Exterior
8. Folclore
Desde el año 2006 el MIN a sido custodio de una colección de piezas patrimoniales propiedad del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), que nos ha permitido entrar en contacto directo con la historia de nuestro país; desde el año 2014 el museo ha ido adquiriendo su propia colección de piezas a través de su programación de exhibiciones temporales y se encuentra ahora en una posición que permitirá el crecimiento de esta colección privada.
A la par de nuestra visión la nueva sala permanente cuenta con nuevos dispositivos museográficos con la implementación de tecnología de punta. Trece pantallas táctiles para el uso y acceso a contenidos por parte de nuestros visitantes. Además, diez y ocho pantallas que integran y componen el nuevo videobox. Dos proyectores de cañón integrado a sensores de movimiento. Por último, nuevas interfaces y aplicaciones en paralelo con el uso de dispositivos móviles.
Considerando que la misión de la institución es permitir a los hondureños y todos los visitantes, no solo entrar en contacto con la historia y cultura de nuestro país sino también permitir construir conocimiento, equiparando el proceso continuo de la construcción de la identidad, el museo se convierte ahora tanto en un fondo de información como en una plataforma abierta a la cual los hondureños y todo visitante podrá acceder y enriquecer, reduciendo así los límites entre nosotros y nuestra herencia cultural e histórica.
Desde el año 2006 el MIN ha contado con una colección de piezas patrimoniales propiedad del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), que nos ha permitido entrar en contacto directo con la historia de nuestro país y entender la importancia de nuestro patrimonio cultural e histórico; y mucho más que eso nos ha permitido comprender que este patrimonio está profundamente conectado a nosotros, nos transporta a nuestro pasado y de esa manera formamos parte de él también.
Desde el año 2014 el museo ha ido adquiriendo su propia colección de piezas y se encuentra en una posición que permitirá el crecimiento de esta colección privada, posicionando a la institución en un nuevo momento de desarrollo que eleva su contenido y lo transporta a nuevas interpretaciones y fronteras.
Hace once mil años e incluso más, nuestros antepasados caminaban sobre nuestra tierra; se adaptaron a ella, construyeron sus sociedades y crearon su percepción del mundo.
Hace cinco siglos chocaron con otro mundo que convulsionó sus tradiciones y sus vidas; otros pies caminaron sobre nuestras tierras y la transformaron, la cambiaron drásticamente y a nosotros con ella.
Hace 198 años pisamos fuerte y volvimos a caminar a nuestro paso y ritmo; construimos nuestras ciudades, nuestra nación, por nosotros y para nosotros.
Y hoy estamos aquí de pie, pisando la misma tierra de hace miles de años, la misma tierra que caminaron quienes construyeron el país en que vivimos, la misma tierra donde nuestros padres, madres, hermanos, abuelos trabajaron y crearon; y es que la mejor manera de conocer tu historia es caminándola.
El mundo estuvo en un principio cubierto por las aguas y fueron los creadores Tepeu y Gucumatz quienes dieron origen a la tierra, a las plantas y a los animales. Pero no quedaron contentos con su obra ya que los animales no podían alabarles por no poseer lenguaje, así que decidieron que debían crear a una criatura que les profesase devoción y así empezaron la tarea de crear al hombre.
Los dioses creadores hicieron de barro a la primera pareja humana, pero eran débiles y apenas podían mantenerse en pie, además de que se deshacían con la lluvia y tampoco podían hablar. La segunda pareja fue hecha de madera, de árbol para él y de carrizo para ella, y todo fue bien en un principio. Los hombres
se reprodujeron y se extendieron por el mundo, tenían su lenguaje y hablaban entre ellos, pero nunca elevaron su voz hacia los dioses que les habían creado.
Estos hombres de madera no poseían memoria sobre su pasado y vagaban por el mundo sin saber de sus orígenes divinos, y así vivieron hombres y dioses durante algún tiempo, hasta que una oscura y densa lluvia cayó sobre la Tierra anegando todo. Los segundos hombres desaparecieron y dejaron como única descendencia a los simios.
Tepeu y Gucumatz lo intentaron por tercera vez, esta vez usando la madera y añadiendo maíz amarillo y maíz rojo. Con la madera hicieron sus partes rígidas, con el maíz blanco moldearon la carne y el maíz rojo fue su sangre. Los primeros cuatro hombres (llamados Balam-Quitzé, Balam Agab; Mahu-cutah; e Iqi -Balam) fueron interrogados por los curiosos dioses y demostraron poseer inteligencia y memoria, siendo aleccionados por los propios dioses sobre sus orígenes, capacidades y obligaciones futuras.
La perfección de su obra terminó por intimidar a Tepeu y a Gucumatz, quienes temieron que su creación quisiera alzarse contra ellos y ocupar su lugar. Para evitarlo rociaron sobre los hombres una niebla que les extirpó parte de su visión y parte de su sabiduría, así zanjaron el problema y empezaron con la tarea de crear a la mujer usando los mismos materiales. Así los hombres y mujeres poblaron el mundo, pero sin la posibilidad de llegar al conocimiento absoluto, sin forma de llegar a suplantar a sus creadores.
El mascaron adorna la tumba de la Reina Roja, pareja del primer gobernante de la dinastía de Copan; K’inich Yax K’uk’ Mo ubicada en Margarita, el templo subterráneo que se encuentra debajo de Rosalila. El mascaron está compuesto de dos figuras centrales, un quetzal y una guacamaya.
– El glifo Yax designa al quetzal, a su vez el glifo Mo designa a la guacamaya. En sus respectivos picos se visualiza el rostro de K’inich deidad del sol.
– Estas dos figuras son enmarcadas en la parte superior por la banda celeste representada por el glifo de Venus y en la parte inferior la banda del inframundo por el glifo del agua.