Los Eternals, al igual que la población de la Tierra, tienen una gran diversidad de apariencia. A pesar de no especificar su raza, ya que son extraterrestres, los arquetipos que representan y que Kirby relaciona a dioses y leyendas de la mitología de muchas culturas, hacen de la película una experiencia fascinante para quienes crecieron sin verse reflejados en los blockbusters de Hollywood.
La imposibilidad de los Eternals de intervenir en eventos humanos permite a Zhao reflexionar sobre los efectos del imperialismo y la colonización. En una de las escenas más impactantes, Zhao nos muestra la destrucción de Tenochtitlán a manos de conquistadores españoles. La impotencia que sienten varios de los Eternals, recuerda a la constante frustración y búsqueda de lo divino en el cine de Ingmar Bergman.
Hay una sensualidad extraordinaria evocada en las imágenes creadas por la directora y el director de fotografía Ben Davis, que este año también capturó la melancolía que transpiraba en cada cuadro de Cry Macho de Clint Eastwood. Viendo la forma tan amorosa con qué Eternals captura la belleza de nuestro planeta es imposible no compartir la opinion de Ajak.
Cabe destacar lo bien pensado que está el reparto, además de Hayek a quien rara vez le ha permitido el cine hollywoodense demostrar sus cualidades de Madre Tierra, otros Eternals inolvidables incluyen a la estóica Thena de Angelina Jolie, el encantador Kingo de Kumail Nanjiani, y la sensacional Lauren Ridloff como Makkari, quien se mueve con la velocidad del rayo, de igual forma con que la actriz que la interpreta viaja de emoción en emoción en cuestión de segundos.
Cómo es de esperarse existen personajes útiles solo para asegurar que exista una secuela de la película, sin mencionar las pistas que aparecen en las escenas post-créditos, pero valorada en relación a otras cintas de Marvel, Eternals brilla por su ambición e imaginación. Es verdaderamente cine, no solamente cine de Marvel.