“Las manos del violinista” por Giacomo Balla (1912)
Para comenzar el mes de noviembre, momento del año donde se celebra el día mundial de la música, dedicamos una primera pieza de la semana a una obra del artista italiano Giacomo Balla. Este es el resultado del tiempo en que Balla estuvo decorando el hogar del violinista aficionado Arthur Löwenstein. En una carta a su familia que data del noviembre de 1912 comenta que tenía casi terminado un estudio de la mano del violinista y con diferentes posiciones del arco siguiendo estos movimientos; en total dos páginas en su libro de notas acerca del ritmo del arco y que se encontraba también cubierto con pequeños estudios del motivo central: la mano en movimiento. Estéticamente esta obra entra dentro de los principios del futurismo, el artista consigue una sensación de movimiento al emplear unas líneas de colores que se sitúan unas paralelas a otras; a través de esas líneas amarillas y ocres, Balla va trazando los contornos difusos de las manos, el violín y el arco en diferentes posiciones. El resultado final es una pieza donde todo lo físico se convierte en un ritmo lineal que muta y nos invita a recrear con nuestros ojos los movimientos del violín.