En conmemoración al Día Internacional de los Pueblos Indígenas y Garífunas esta semana presentamos una obra de la artista afrocubana-estadounidense Harmonia Rosales, quien a través de su trabajo creativo reivindica la presencia de la negritud y las culturas afrodescendientes en el arte, reimaginando clásicos del arte desde dicha perspectiva. En el caso de esta pieza se trata de una interpretación del nacimiento de Oshun, una de las deidades de la religión yoruba, reina de las aguas dulces del mundo, los arroyos, manantiales y ríos, personificando el amor y la fertilidad. La obra hace una referencia directa al “Nacimiento de Venus” por Sandro Botticelli, la diosa grecorromana de la belleza es sustituida por la diosa yoruba del amor, quien presente vitíligo en su cuerpo cubierto de oro, tributo que es propio de la misma, a manera de mostrar que la imperfección es belleza también. A Oshun le acompaña a la derecha Yemayá la diosa de los mares quien está lista para recibirla con un manto de color naranja que complemento la dorada piel de la diosa; a la izquierda la diosa de la muerte Oyá y el dios creador de la tierra Obatalá como símbolo del ciclo de la vida, soplan para llevar a Oshun hacia la orilla. Es una pieza que magistralmente nos permite no solo acceder a una cosmogonía hermosa como la yoruba, sino también nos invita a cuestionar la visión que tradicionalmente se nos ha enseñado de lo bello, a explorar las perspectivas de las culturas que se han visto invisibilizadas por los patrones coloniales de occidente y que en la actualidad cobran nueva fuerza a través del trabajo de artistas como Harmonia Rosales.