
Llegando a la última semana del mes del amor, la obra de este día pertenece al extenso trabajo del expresionista austríaco Egon Schiele, quien a través de su obra exploró las facetas físicas y psicológicas del cuerpo humano, a la vez que dedicó muchos trabajos a la autoexploración de su persona y a plasmar momentos claves en su vida.
Este es el caso de esta pieza, en la que conmemora el fin de su primer amor con Valerie Neuzil o Wally, la musa de varios de sus mejores trabajos a la cual abandonó para casarse con una mujer de mayor estatus e ingreso económico, lo que empujaría a su primer amante a ingresar a la Cruz Roja durante la Primer Guerra Mundial, muriendo eventualmente en servicio. Por ello en esta obra encontramos a Schiele y Wally en un incomodo abrazo de despedida, ya que la postura de las manos del artista pareciera alejar a su antigua compañera, quien se encuentra recostada sobre una tela blanca a manera de lecho mortuorio. Siguiendo el título de la obra, descubrimos que la muerte es Schiele mismo, vestido en un ocre oscuro, que da en la cabeza de la muchacha un último beso mientras sus ojos se expresan un gran remordimiento. Es una pieza que nos muestra cuan efímero es el amor, como este se acaba, transforma o destruye por el efecto de nuestras decisiones.